martes, junio 14, 2005

Martes horribilis

Parece que el día trece en vez de ayer lunes fue hoy para mi. La noche fue bastante movidita, Pablo se medio despertó sobre las dos y me quedé un rato en su cama para que se durmiera nuevamente, desde allí oí a Daniel que se quejaba, me levanté rauda y veloz para descubrir que el pobre estaba todo mojado, sábanas, mantita y ropa. Nada, a cambiarlo de arriba a abajo y, como se espabiló bastante, tuve que darle el pecho. Echó algo de gases y a la cuna nuevamente, hasta las cinco en que se despertó llorando, lo saqué de la habitación, le dí Aerored y lo dormí en la mecedora del salón. Se quejó un par de veces más, pero ya no pude dormir bien, el despertador sonó a las siete menos cuarto (estuvo un tiempo sonando), también Daniel se despertó y se quedó hablando en la cuna mientras yo me duchaba, más dormida que despierta; luego le di el pecho, preparé el desayuno de Pablo, mientras él se levantaba y le daba los buenos días a su hermano.

Después de luchar con Pablo para que se quitara su pijama de dinosaurios y se pusiera la ropa de la guardería, preparamos su mochila y nos metimos en el ascensor. Me di cuenta que faltaba la radio del coche, y Pablo pide la "canción del pi pi..." de los payasos, así que volvimos atrás y cuando íbamos a entrar nuevamente en el ascensor a Pablo se le cayeron las llaves del coche por el hueco entre la pared y el ascensor. Volvimos a casa y llamamos a los de mantenimiento del ascensor, eran las 8 y cuarto de la mañana, y ellos llegaron una hora más tarde. Conseguí la llave del coche y cuando llegamos al garaje, coloqué a Pablo en su silla, y, oh sorpresa, al intentar poner el coche en marcha se paraba. La lucecita del aceite parpadeaba y no había manera de ponerlo en marcha. Nada, saqué a Pablo del coche y subí los cuatro pisos a casa, el del ascensor seguía con el mantenimiento.

Mi gozo en un pozo, yo que esperaba llegar de la guardería para acostarme durante la primera siesta mañanera de Daniel, me ví con Pablo diciendo "a calle mamá". Menos mal que lo entretuve subiendo a la azotea a tender la ropa, y luego jugando un rato en casa hasta que su hermano se despertó, comió nuevamente, y nos fuimos al supermercado.

Mañana se quedará nuevamente sin guardería, porque el coche sigue roto, a ver que me invento para mantenerlo ocupado. Sólo me conformo con poder dormir algo más esta noche.

1 comentario:

  1. La verdad es que sí Meibell, el otro día me estaba poniendo de mal humor porque Pablo no paraba y Daniel estaba bastante nervioso; y opté por sonreírles y darles algo de juerga y me cambió el humor.

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