domingo, febrero 20, 2011

Han pasado más de quince días y no he actualizado el blog, atrás quedó el cumple de Daniel, el día 6, del que no tengo fotos "publicables" porque está con otros bajitos; pero doy fe de que se lo pasó genial con su hermano y sus compañeros de clase. El domingo pasado empezó con algo de fiebre y el lunes no pude ir a trabajar porque no me atreví a mandarlo al cole aunque la fiebre era poca. Lo llevé al médico y me comentó que podía estar incubando algo, que si seguía con fiebre al día siguiente lo volviera a llevar. Ya saben, mucha agua, reposo y ibuprofeno o paracetamol en caso de fiebre. Mi temor era que este pasado jueves tenía que someterse a una anestesia para la retirada del reservorio, y con fiebre lo veía un poco difícil; menos mal que mi madre se desplazó desde Gran Canaria para quedarse con él y resguardarlo hasta el día de la intervención ¡Gracias mamá!

Al final la posible enfermedad que estaba incubando no hizo su aparición y la fiebre tal como vino se fue, aún así se quedó en casa con un poco de tos pero a resguardo del frío que hace por aquí en estos días. El jueves fuimos al hospital bien temprano, Pablo se quedó en casa con la abuela porque no tenía cole debido a la prematura muerte de una profesora del centro. Estábamos a nuestra hora, en las condiciones especificadas y en el lugar indicado; pero como siempre la cosas se retrasan un poco y después de estar diez minutos sentados en una sala de espera Dani se cansó y dijo que quería caminar. Estuvimos pasillo arriba y pasillo abajo durante casi una hora antes de sentarnos nuevamente.

"Estoy furioso" me dijo después de sentarnos, "¿Por qué?" pregunté yo, disimulando la risa. "Porque no me llaman todavía, o me quitan el reservorio ya o nos vamos a casa" Casi en ese momento nos llamaron y entramos a quirófano. La intervención duró unos 40 minutos, aunque seguro que menos porque yo estaba fuera y el tiempo pasa más lentamente. Cuando me llamaron para verlo ya estaba semidespierto, queriéndose incorporar en la camilla. El anestesista ya me había dicho que le iba a aplicar anestesia suficiente para no tener que subirlo a planta, que se fuera andando a casa y así nos fuimos poco más de media hora después. Casi no ha tenido molestias, ha estado igual de activo que siempre con su hermano y mañana irá a ver como está la herida y hacerse la primera cura. Dentro de unos días ya estará jugando al fútbol, como decía la enfermera.

La experiencia debe ser un grado para él, la madre lo pasa mal siempre aunque ya tenga la vivencia previa, porque no lo noté nervioso ni preocupado en ningún momento, se dejó llevar por las auxiliares y el médico y entró por su propio pie a quirófano. Después de la operación contaba lo que le habían hecho, que si un pinchacito de abeja en la mano y le pusieron "agua", que si líquido sobre el pecho, que si le midieron la tensión, y luego no se enteró de nada porque se quedó dormido. Todo un veterano campeón; todavía recuerdo aquellos días en que teníamos que agarrarlo entre tres personas para hacerle una simple ecografía (y espero que esos días no vuelvan nunca más). A partir de ahora todo va a ir no bien, sino mejor. Les dejo una foto del protagonista hablando de la experiencia por teléfono. ¡Feliz semana!



5 comentarios:

  1. Todo va quedando atrás. Cuánto me alegro. :)

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  2. Anónimo10:45 a. m.

    Felicidades

    besitos

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  3. Hola Carmen primero queria felicitarte por lo bien que cuentas las cosas, te voy a contratar como redactora de mi blog. Y despues felicitarte por tener un hijo tan valiente. Besos para ti y tus bajitos.

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  4. Bieeeeeeeeeeeeen!!!!!! Ya verás que todo esto irá quedando atrás. Como un mal cuento...
    Por cierto, que grandes están tus bajitos!!!

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